martes, 20 de abril de 2021

¿Felices o brillantes?

Muchas veces, cuando escuchamos el término “inteligencia emocional”, palabras como felicidad, miedo, tristeza, angustia, alegría, vergüenza, etc., nos vienen a la cabeza y, la verdad es que no nos falta razón, pero ¿sabemos realmente lo que es la inteligencia emocional? ¿Cómo se relaciona con la educación?  ¿se puede mejorar con el paso del tiempo? ¿se aprende?

David Goleman en su libro La inteligencia emocional la define como “la capacidad que tienen los seres humanos de conocer sus propios sentimientos y los de los demás para aprender a gestionarlos mejor”.

A partir de esta definición, me planteo la siguiente pregunta: ¿somos los docentes personas emocionalmente inteligentes? A lo largo de mi educación y, también ahora como docente, me he encontrado con profesores que simplemente se centran en los aspectos académicos de sus estudiantes y dejan de lado el factor emocional, lo cual está estrechamente relacionado; si un alumno reconoce sus emociones y es capaz de gestionarlas, tendrá más recursos para afrontar mejor los eventos estresantes que surgen con frecuencia en el contexto educativo. Del mismo modo, me he encontrado con profesores que priorizan el factor emocional al académico y lograba una relación estrecha y sólida con sus estudiantes, ayudándoles así a evolucionar tanto en el ámbito escolar como en el personal.

En el libro Docentes emocionalmente inteligentes de Cabello, Ruiz-Aranda y Fernández-Berrocal se puede encontrar una frase que hace referencia a este aspecto: “los docentes con mayor capacidad para identificar, comprender, regular y pensar con las emociones de forma inteligente tendrán más recursos para conseguir alumnos emocionalmente preparados”.  Por esto, se considera que la inteligencia emocional está estrechamente vinculada con la educación y se ha de dedicar tiempo a este aspecto para que los alumnos sean capaces de evolucionar en todos los ámbitos de su vida y poder ayudarles así a regular sus emociones y, de alguna manera, sus sentimientos.

Me gustaría mostraros una infografía en la que podemos ver algunas ideas clave para estimular la inteligencia emocional en educación; quizá está más orientada a niños, pero creo que al final, todo se puede adaptar para las clases con adolescentes y adultos.

Imagen obtenida de educapeques

Para acabar, me gustaría abrir un debate y poder leer vuestras opiniones acerca de este tema:

Qué busca un profesor, ¿alumnos felices o alumnos brillantes? Desde mi punto de vista, ninguna persona podrá ser brillante sin antes ser feliz.


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